A pocos días de que el pitazo inicial marque el inicio del Mundial de Fútbol, Alemania parece presa de una psicosis. En todas partes finalizan trabajos públicos de obras iniciadas hace varios años, como trazados de ferrocarril, estaciones de trenes, remodelaciones, etc. Todo con el objeto de recibir a los huéspedes con la casa limpia y hacer la mayor cantidad posible de negocios para revivir la alicaída economía; pese a que muchos ya han advertido que el impulso generado por el espectáculo sólo beneficiará a algunos sectores y tampoco en la medida esperada. En Francfort se prepara desde hace algunos días un espectáculo de luces e imágenes con el que se pretende dar la bienvenida al mundo, además de las tribunas en las riberas del Main y las pantallas gigantes del proyecto Südkurve.
Sin embargo, en medio del alboroto, otro tema se ha hecho presente al menos día por medio en los noticiarios: la violencia contra los extranjeros, pero también la violencia social de la juventud. Aquí se enmarca el ataque de un joven alemán de 16 años contra más de 40 personas durante la inauguración de la Estación de Ferrocarriles de Berlín.
El hecho que aún no tiene explicación, pues el implicado afirma no recordar nada debido a su estado de ebriedad, es otro llamado a analizar más profundamente los problemas por los que atraviesa la sociedad alemana en su conjunto. Pues a diferencia de lo afirmado por algunos medios, no sólo los hijos de inmigrantes son protagonistas de hechos delictuales, sino también los propios alemanes. Pese a esto, sigue siendo más efectista decir que las pandillas de turcos o marrocanos se han apoderado de algunos barrios a decir que bandas de cabezas rapadas también hacen de las suyas, por ejemplo, en localidades de Sajonia, Berlín o la Cuenca del Ruhr.
Posibles causas
El fantasma del desempleo, aliviado últimamente en parte por los trabajos temporales de verano, sigue rondando en todo el país. El descrédito de la política, la práctica inactividad del nuevo Gobierno, la falta de oportunidades y perspectivas para los jóvenes también contribuyen a generar una atmósfera turbia y son sin lugar a dudas uno de los motivos detrás de estos hechos delictuales.
Hace unos días encontré las estadísticas oficiales de violencia contra extranjeros en Alemania. Mientras en 1999 los hechos de violencia totalizaron sólo 395, las cifras del 2005 llegaron a 958 casos y un aumento de 140% en sólo seis años. En ese lapso se deterioró el sistema de seguridad social, la economía entró en una fase de estancamiento, aumento fuertemente el desempleo, los sueldos comenzaron a bajar y el miedo al descenso en la escala social se apoderó de una buena parte de la nación.
No es difícil imaginarse lo que pasa por la cabeza de aquellos jóvenes, cuyos padres están cesantes hace años, o donde ellos mismos no logran conseguir un cupo para realizar su formación profesional o donde ven que después de sus estudios no lograran ingresar al mercado laboral. Ante esa situación es lógico que alguien vea con recelo la llegada de inmigrantes o reaccione con ira ante situaciones de ostentación.
Asimismo no es raro que las agrupaciones de extrema derecha se fortalezcan y sean capaces de llegar incluso al Parlamento de algunos estados federados, se comience a hablar de “no-go areas” (áreas peligrosas) para extranjeros de color o que el propio NPD (el partido nacionalista alemán) anuncié una serie de marchas durante el desarrollo del mundial en localidades como Múnich o la cuenca del Ruhr y se apreste a repartir panfletos donde supuestamente criticará la mezcla de etnias en la selección germana. Dentro de las protestas se cuentan la manifestación programada para el 9 de junio en Gelsenkirchen y el encuentro de grupos de extrema derecha en Jena, donde actuarán las estadounidenses The Prusian Blue o la del 21 de junio en Francfort.
Muchos ya han advertido lo perjudicial que resultaría para el país la divulgación de ese tipo de imágenes. Sin embargo, en el Gobierno sólo se anuncia la formación de comisiones, análisis y más estudios y no se adoptan medidas concretas contra ningún problema. Después de todo pronto empieza el Mundial....
Sin embargo, en medio del alboroto, otro tema se ha hecho presente al menos día por medio en los noticiarios: la violencia contra los extranjeros, pero también la violencia social de la juventud. Aquí se enmarca el ataque de un joven alemán de 16 años contra más de 40 personas durante la inauguración de la Estación de Ferrocarriles de Berlín.
El hecho que aún no tiene explicación, pues el implicado afirma no recordar nada debido a su estado de ebriedad, es otro llamado a analizar más profundamente los problemas por los que atraviesa la sociedad alemana en su conjunto. Pues a diferencia de lo afirmado por algunos medios, no sólo los hijos de inmigrantes son protagonistas de hechos delictuales, sino también los propios alemanes. Pese a esto, sigue siendo más efectista decir que las pandillas de turcos o marrocanos se han apoderado de algunos barrios a decir que bandas de cabezas rapadas también hacen de las suyas, por ejemplo, en localidades de Sajonia, Berlín o la Cuenca del Ruhr.
Posibles causas
El fantasma del desempleo, aliviado últimamente en parte por los trabajos temporales de verano, sigue rondando en todo el país. El descrédito de la política, la práctica inactividad del nuevo Gobierno, la falta de oportunidades y perspectivas para los jóvenes también contribuyen a generar una atmósfera turbia y son sin lugar a dudas uno de los motivos detrás de estos hechos delictuales.
Hace unos días encontré las estadísticas oficiales de violencia contra extranjeros en Alemania. Mientras en 1999 los hechos de violencia totalizaron sólo 395, las cifras del 2005 llegaron a 958 casos y un aumento de 140% en sólo seis años. En ese lapso se deterioró el sistema de seguridad social, la economía entró en una fase de estancamiento, aumento fuertemente el desempleo, los sueldos comenzaron a bajar y el miedo al descenso en la escala social se apoderó de una buena parte de la nación.
No es difícil imaginarse lo que pasa por la cabeza de aquellos jóvenes, cuyos padres están cesantes hace años, o donde ellos mismos no logran conseguir un cupo para realizar su formación profesional o donde ven que después de sus estudios no lograran ingresar al mercado laboral. Ante esa situación es lógico que alguien vea con recelo la llegada de inmigrantes o reaccione con ira ante situaciones de ostentación.
Asimismo no es raro que las agrupaciones de extrema derecha se fortalezcan y sean capaces de llegar incluso al Parlamento de algunos estados federados, se comience a hablar de “no-go areas” (áreas peligrosas) para extranjeros de color o que el propio NPD (el partido nacionalista alemán) anuncié una serie de marchas durante el desarrollo del mundial en localidades como Múnich o la cuenca del Ruhr y se apreste a repartir panfletos donde supuestamente criticará la mezcla de etnias en la selección germana. Dentro de las protestas se cuentan la manifestación programada para el 9 de junio en Gelsenkirchen y el encuentro de grupos de extrema derecha en Jena, donde actuarán las estadounidenses The Prusian Blue o la del 21 de junio en Francfort.
Muchos ya han advertido lo perjudicial que resultaría para el país la divulgación de ese tipo de imágenes. Sin embargo, en el Gobierno sólo se anuncia la formación de comisiones, análisis y más estudios y no se adoptan medidas concretas contra ningún problema. Después de todo pronto empieza el Mundial....
Ataques racistas en Alemania: El País
26 personas heridas en Berlín: El mundo
El Mundial de la extrema-derecha: Para más información pincha aquí