A orillas del Rin: El Weinbaumuseum y Brömserburg
El pequeño poblado es uno de los centros del turismo en la región. Por eso, no extraña que buena parte de los pasajeros se bajen allí del tren. En las calles principales: Rheinstrasse, Drosselgasse y Oberstrasse, los grupos de japoneses, estadounidenses y británicos atestan las tiendas de recuerdos y los restaurantes ubicados a orillas del Rin.
Si alguien quiere recorrer en tranquilidad, el mejor horario es antes de las 11 AM o después de las 18 horas. A esas alturas ya se ha marchado la mayoría de los buses con turistas y uno puede sentarse tranquilamente a probar alguno de los excelentes vinos blancos de la región y ver como el sol se pierde tras los viñedos.
Si de atracciones se trata, basta con poner el pie en el andén de la Bahnhof Rüdesheim para darse cuenta de que ahí pasa algo. La música de los locales adyacentes se encarga prontamente de encender el espíritu, a pesar de que a veces el público escasea, pues la mayoría de las personas se concentra en los locales de la Drosselgasse.
Una vez allí, lo primero que los turistas divisan son las góndolas que conducen al Niederwald Denkmal, un monumento de los tiempos del Kaiser, y el Brömserburg, una fortaleza que data del S. X y que ahora alberga el Museo del Vino en medio de coloridos rosales. El pueblo mismo se recorre rápidamente y aparte de algunos puntos de interés turístico, como la Adlerturm o la antigua iglesia, no hay nada mejor que subir a unos 200 m por sobre el nivel del Rin para divisar el majestuoso paisaje.
Tal como mencione hasta la cumbre se puede subir en las góndolas, pero también a través de un sendero o en bicicleta, aunque esto último con cierto cuidado y un poco de preparación física. Claro, con niños las pronunciadas pendientes son casi infranqueables, pero pedaleo tras pedaleo uno abandona el pueblo y llega rápidamente a los viñedos. A lo lejos se divisa la abadía de St. Hildegardis. El edificio del convento bien podría ser una construcción románica, pero sólo fue construida a principios del S. XX, aunque está directamente relacionada con la vida y obra de Hildegard von Bingen. Esta santa y abadesa fue una de las principales místicas del imperio germánico medieval, además de compositora y escritora.
Niederwald Denkmal
Más arriba comienza el bosque (Niederwald). Allí se encuentra el albergue juvenil y si uno sigue subiendo llegará al Niederwald Denkmal. Este es una colosal estatua de la Germania de 32 m de altura y que fue construida en 1871 para conmemorar el fin de la Guerra Franco-Prusiana y el advenimiento de lo que sería Alemania. Desde allí se tiene una vista espectacular del Valle del Rin y de la ciudad de Bingen. En sus inmediaciones hay un observatorio de águilas y un par de kilómetros más bajo un parque con ciervos ideal para los más pequeños. Desde allí se puede bajar caminando hasta Assmannshausen o optar por tomar una telesilla (Sesselbahn). El pueblo es muy pintoresco, sobre todo la calle Niederwaldstr, aunque con muchos menos turistas internacionales. Si alguien decide no ir al monumento y seguir por el borde del río se encontrará con las ruinas de la fortaleza Ehrenfels y la Mäuseturm (literalmente la torre de los ratones). Esta última fue un puesto de aduana que data del 1300 DC. Como ven naturaleza e historia por doquier, pero para seguir conociendo hay que seguir pedaleando… Próxima etapa Lorch y St. Goarshausen.
El Valle del Rin entre Bingen y Koblenz es una de las regiones donde el mito Alemania se vive con mayor intensidad. No sólo los románticos del siglo XIX se dieron cuenta del especial atractivo de las escarpadas laderas del macizo renano, cubierto de bosques y coronado por mitológicos castillos y fortalezas con varios siglos de antigüedad. Por este motivo, aprovechando el buen tiempo, tomamos nuestras bicicletas, nos subimos al tren y emprendimos rumbo a Rüdesheim, el primer objetivo de nuestro viaje.
Amanecer en Rüdesheim am RheinEl pequeño poblado es uno de los centros del turismo en la región. Por eso, no extraña que buena parte de los pasajeros se bajen allí del tren. En las calles principales: Rheinstrasse, Drosselgasse y Oberstrasse, los grupos de japoneses, estadounidenses y británicos atestan las tiendas de recuerdos y los restaurantes ubicados a orillas del Rin.
Si alguien quiere recorrer en tranquilidad, el mejor horario es antes de las 11 AM o después de las 18 horas. A esas alturas ya se ha marchado la mayoría de los buses con turistas y uno puede sentarse tranquilamente a probar alguno de los excelentes vinos blancos de la región y ver como el sol se pierde tras los viñedos.
Si de atracciones se trata, basta con poner el pie en el andén de la Bahnhof Rüdesheim para darse cuenta de que ahí pasa algo. La música de los locales adyacentes se encarga prontamente de encender el espíritu, a pesar de que a veces el público escasea, pues la mayoría de las personas se concentra en los locales de la Drosselgasse.
Una vez allí, lo primero que los turistas divisan son las góndolas que conducen al Niederwald Denkmal, un monumento de los tiempos del Kaiser, y el Brömserburg, una fortaleza que data del S. X y que ahora alberga el Museo del Vino en medio de coloridos rosales. El pueblo mismo se recorre rápidamente y aparte de algunos puntos de interés turístico, como la Adlerturm o la antigua iglesia, no hay nada mejor que subir a unos 200 m por sobre el nivel del Rin para divisar el majestuoso paisaje.
Tal como mencione hasta la cumbre se puede subir en las góndolas, pero también a través de un sendero o en bicicleta, aunque esto último con cierto cuidado y un poco de preparación física. Claro, con niños las pronunciadas pendientes son casi infranqueables, pero pedaleo tras pedaleo uno abandona el pueblo y llega rápidamente a los viñedos. A lo lejos se divisa la abadía de St. Hildegardis. El edificio del convento bien podría ser una construcción románica, pero sólo fue construida a principios del S. XX, aunque está directamente relacionada con la vida y obra de Hildegard von Bingen. Esta santa y abadesa fue una de las principales místicas del imperio germánico medieval, además de compositora y escritora.
Niederwald Denkmal
Más arriba comienza el bosque (Niederwald). Allí se encuentra el albergue juvenil y si uno sigue subiendo llegará al Niederwald Denkmal. Este es una colosal estatua de la Germania de 32 m de altura y que fue construida en 1871 para conmemorar el fin de la Guerra Franco-Prusiana y el advenimiento de lo que sería Alemania. Desde allí se tiene una vista espectacular del Valle del Rin y de la ciudad de Bingen. En sus inmediaciones hay un observatorio de águilas y un par de kilómetros más bajo un parque con ciervos ideal para los más pequeños. Desde allí se puede bajar caminando hasta Assmannshausen o optar por tomar una telesilla (Sesselbahn). El pueblo es muy pintoresco, sobre todo la calle Niederwaldstr, aunque con muchos menos turistas internacionales. Si alguien decide no ir al monumento y seguir por el borde del río se encontrará con las ruinas de la fortaleza Ehrenfels y la Mäuseturm (literalmente la torre de los ratones). Esta última fue un puesto de aduana que data del 1300 DC. Como ven naturaleza e historia por doquier, pero para seguir conociendo hay que seguir pedaleando… Próxima etapa Lorch y St. Goarshausen.
Cómo llegar a Rüdesheim: En tren se accede fácilmente al Valle del Rin desde Fráncfort, Mainz (Maguncia), Wiesbaden o Koblenz. Desde Frankfurt el trayecto demora 90 minutos, debido principalmente a una larga estadía en la estación de Wiesbaden. Desde esta última estación el trayecto toma sólo 30 minutos. Rüdesheim es llamada la puerta al Valle del Rin y desde allí se pueden realizar variados paseos en barco: Sólo se debe cruzar en Ferry a Bingen y allí embarcarse en uno de recorridos. La mayoría de los hoteles de Rüdesheim está al lado del Rin, lo que algunas veces puede ser molesto debido al paso de trenes y automóviles. Otro grupo de hospedajes está ubicado en la Oberstrasse.
6 comments:
(Ahora sí).
¡Cuánto verdor en tus fotos!
Como siempre, gracias por los datos, especialmente los del último párrafo... mirador de águilas, no tenía idea...
A ver si algún día conozco (siempre digo lo mismo), el otro día fuimos a un Kindermuseum en Duisburg... ¿conoces? bastante feo te diré! Aunque tampoco es que lo haya recorrido mucho...
Pd.(Olvidaba decirte que las diferencias en el sistema de salud alemán que mencionas, son lamentablemente ciertas... y no falta nada para que también se pague por la educación escolar... y hasta ahí no más llegamos con la maravillosa red social de Alemania.)
fantástico! gracias!
A pesar de la distancia, se agradecen las fotos que maravillan y hacen soñar a cualquiera con conocer si quiera algún día, esos parajes.
Abrazos
que bueno revivir en tus imagenes y palabras, tantas cosas que vivi por alli, navegando y conociendo ciudades aledañas al Rin. atento a tus nuevos envíos, un abrazo desde el Sur
Hay lugares muy lindos alrededor del Rhein. Koblenz me gustó mucho. Hoy me hubiese gustado hacer un tour, pero el día está tan feo...cariños.
Lanita: Koblenz es una de mis asignaturas pendientes. Antes pasaba siempre por ahí, pero nunca me bajé a conocer. Nosotros también pretendiamos salir hoy con las bicicletas a proseguir nuestro recorrido, pero con estas lluvias es imposible. Saludos
Irantzu: En esta época la zona está particularmente verde ... claro, con la lluvia intermitente que cae hoy no es para menos.
Flicka y Héctor: Esa es la idea del blog, dar a conocer cosas al resto del mundo. Me alegra que os hayan gustado las fotografías.
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