24 August 2005

La nueva número uno, doping y Rusia


El deporte es como una montaña rusa. Un día puedes estar arriba, sintiéndote poderoso por los logros alcanzados, incluso feliz gracias a los suculentos premios obtenidos, y al otro totalmente deprimido porque nada resulta, la prensa te critica y, más encima, bajas abruptamente en las clasificaciones.
Esta semana la rusa Maria Sharapova llegó al primer lugar del tenis mundial. El deporte, otrora típico de occidente, se va convirtiendo lentamente en un nuevo bastión ruso. Los detractores de todo lo ruso dirán que la mayoría de las nuevas estrellas entrenan en EE.UU. Sin embargo, yo agregaría que si existe calidad porque no desarrollarla donde las condiciones son ideales. En Florida, Sharapova puede entrenar todo el año bajo el sol. Todo lo contrario a su natal pueblo siberiano (Nyagan) o a sus entrenamientos en Moscú. Pero Sharapova no es la única, pues entre las 20 mejores del mundo esta semana hay ocho rusas. Calidad made in Russia.
Los alemanes –que a veces son tan chaqueteros como los chilenos- dijeron que Sharapova sólo llegó al primer lugar porque la estadounidense Lindsay Davenport, ahora número dos, estuvo fuera de las canchas y perdió puntos. En todo caso, jugando o no, primer lugar es primer lugar. Y como dicen los mismos germanos: el camino es la meta (Der Weg ist das Ziel). Marcelo Ríos, en sus momentos de gloria, también subió varias veces porque sus rivales estaban fuera. Después de todo, sin la debida cuota de suerte, no se gana en ninguna parte. Otros agregaran que tampoco sin la debida cuota de doping.
Lance Armstrong, multicampeón del tour de Francia, fue encontrado positivo después que un laboratorio francés tuvo la “mala idea” de revisar antiguas pruebas de orina con la nueva tecnología. Está claro que los laboratorios encargados de desarrollar técnicas para detectar sustancias van un paso más atrás de aquellos que desarrollan nuevas sustancias. Los que han estado cerca del alto rendimiento saben que sin pastillas o preparados no se lograrían los actuales records. O sólo por poco tiempo, como me contó un ex-medallista olímpico ruso, o una amiga alemana, que cuando era pequeña también fue obligada a tomar unos extraños preparados sin ningún derecho a preguntar de qué se trataba. Al menos así ella y sus compañeras podían entrenar todo el día y luego estaban listas para coronarse como campeonas de Bavaria y, aún más, listas para el Nacional de Natación Germano.
Todavía me rio de mis ex-colegas de la consultora estadounidense de Frankfurt, cuando se mofaban de los griegos que se doparon para las olimpiadas de Atenas, casi jactándose de que los alemanes ganaban por sus méritos. Como nunca se escupe al cielo, después de finalizados los Juegos varios germanos fueron encontrados positivos. Lamentablemente ya no estaba en AMEC para comentárselos en su cara.
El doping es como un secreto público. Todo el mundo sabe que existe, pero nadie lo reconoce. Sería interesante internar a todos los atletas de alto rendimiento en un campus deportivo, algo así como biosfera II, por un año, con cámaras de TV por todos lados, registrando cada movimiento que hacen, y después de un tiempo llevarlos a competir…. Lastima por Armstrong, pero como dirán muchos en estos días, Armstrong siempre fue un poco sospechoso y después de todo, la mayoría de las federaciones cree que el ciclismo es la meca del doping.
Uno que tampoco está en su semana de gloria es Nicolás Massú, que viene bajando en picada. Ahora sólo queda recordar y esperar a que la montaña rusa lo lleve de nuevo a lo alto, mientras los medios continúan rememorando sus medallas olímpicas. En Chile parece que siempre “todo tiempo pasado fue mejor”, pero ya sabemos que allá se piensa en presente. Pareciera que el futuro está muy lejos para preocuparse por planes a largo plazo. Quizás les suena a economía dirigida o a planes quinquenales. Por eso, seguiremos disfrutando de los millones que nos llegan por los altos precios del cobre, sin preocuparnos de establecer nuevas bases de crecimiento para la época de “vacas flacas”. Mientras en deporte, seguiremos esperando a que por generación espontánea, surjan nuevos “Chinos”, “Bambanes”, “Bombarderos”, “Ericas oliveras”, etc. olvidándonos de no se hizo nada para apoyarlos, al menos en la fase más importante: en sus comienzos.
Mientras tanto, ahora que Manuel Neira está en Rusia, nos enteraremos nuevamente de que Rusia existe y podremos saber los resultados de la liga rusa, la vida en el Cáucaso, etc. Ojalá que también nos enteremos de sus políticas deportivas, que seguro no son tan caras como muchos creen.

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