Parade der Kulturen en Frankfurt

La internacionalidad de Frankfurt quedó una vez más de manifiesto durante el quinto desfile de las culturas (Parade der Kulturen) realizado el sábado pasado en las calles céntricas de la metrópoli financiera. Bajo el lema “Somos diferentes, somos Frankfurt” se manifestaron miles de personas de las más diversas nacionalidades por la diversidad cultural y la convivencia pacífica, pero ante todo en contra de la xenofobia y la manifestación neo-nazi planeada para el próximo 7 de julio. Frankfurt es la ciudad germana con el mayor porcentaje de extranjeros (25%) principalmente debido al gran número de instituciones financieras internacionales y su condición de puerta de ingreso al país.

El desfile de las diversas organizaciones fue presenciado por miles de espectadores, aunque al momento del inicio pocos osaban salir a las calles ante una inminente tormenta. Esta obligó incluso a retrasar el inicio del evento debido a los fuertes chubascos que azotaron la ciudad al mediodía (tornado incluido en la comuna de Oberrad, a pocas cuadras de nuestro apartamento, que destruyó tejados y arrancó algunos árboles de raíz). Felizmente, la lluvia no duró más de 45 minutos y el público pudo asistir al espectáculo.

Las delegaciones chinas, peruanas y bolivianas fueron con creces las más numerosas y espectaculares en términos escénicos. Los chinos presentaron una ceremonia tradicional en la que participaron diversos grupos, vestidos con pintorescos disfraces, sombrillas y dragones de diverso tamaño y longitud. Los bailes de los dragones fueron lejos lo más espectacular para todos aquellos, que como nosotros, sólo habían visto este tipo de ceremonias por TV y no han estado nunca en el Lejano Oriente. De paso, quedó patente el peso que va adquiriendo la cultura y el idioma chino en otros países de mano del comercio y la globalización.

El paso de los diferentes grupos incluyó a los italianos con una tarantela, los griegos que presentaron el famoso Sirtaki, además de hindúes bailando al estilo bollywood o los rusos de ascendencia germana, que presentaron una moderna coreografía de carácter futurista.

Mientras veía el paso de las comparsas junto a Valentina, me bajó cierta nostalgia, que se acentuó más cuando se presentaron los ecuatorianos y los bolivianos, que con sus caporales y morenadas fueron el deleite de la prensa gráfica. Ni hablar de las comparsas peruanas que culminaron con un gran carro alegórico alusivo a Machu Pichu, con un Inti y una Colla incluidos. En un momento pensé que, como pueblo, somos más bien apagados, nos falta identidad y no tenemos algo similar que presentar. Más encima lo que tenemos es tan despreciado y desvalorado que nadie presentaría algo así en una fiesta internacional, aunque con un guillatún quizás hasta habríamos espantado la lluvia. Pero no. No tuvimos ningún representante, que mostrara la belleza de nuestras joyas típicas, como trapelacuchas, chaguayes y trariloncos o que a lo menos hubiera ido de huaso. No hablo de los bailes del norte, puesto que son más propios de nuestros vecinos septentrionales ni tampoco de la Isla de Pascua que es más bien Polinesia. Tampoco creo que tenga que ver con el tamaño de las colonias residentes, pues estoy seguro que aquí somos unas buenas docenas.

¿Será que somos una sociedad individualista, carente de carácter y avergonzados de nuestro pasado? Tal vez, estamos tan integrados que hasta nos hemos olvidado de donde venimos ...

Finalmente, ojo, nada de sexo con nazis.