Hace poco leí que el curso medio del Rin concentra la mayor aglomeración de castillos y fortalezas del mundo. No dudo que eso sea cierto, pues algún motivo de peso debe haber para que la región entre Koblenz y Rüdesheim haya sido declarada en 2002 como Patrimonio de la Humanidad. Además, ese es el motivo por el que estamos aquí: disfrutar de la naturaleza y descubrir el romanticismo del Rin. Así es que sin titubear continuamos con el recorrido que iniciamos en Rüdesheim y seguimos pedaleando en dirección a Koblenz.
Tras dejar Assmannshausen aparece inmediatamente ante nosotros el Burg Rheinstein, uno de los más conocidos de la región. El castillo reconstruido en el S. XIX se remonta a un puesto de aduanas del S. XIII ordenado construir por el arzobispo de Maguncia (Mainz). La fortaleza está muy bien restaurada y cuenta con un torreón con un apartamento que se puede arrendar por sólo 135 €. Con seguridad una experiencia diferente para todos los que se alojan allí.
Burg Rheinstein
Si alguien está interesado en visitar varios castillos en la región, lo más recomendable es adquirir el billete Mittelrheinburgenticket, que sirve para visitar diez fortalezas durante un período de dos años. Como nosotros vamos pedaleando por la orilla del frente seguimos nuestro rumbo, mientras Valentina duerme en el asiento trasero y Dominique en el porta-bebé.
Por el lado del río donde vamos, las laderas están cubiertas de viñedos, mientras que al frente sólo se ven tupidos bosques, hasta que abruptamente en medio del verdor se comienza a entrever el Burg Reichenstein. Esta enorme fortaleza, con casi un milenio de historia, también fue restaurada a fines del S. XIX por un acaudalado barón. Allí se puede realizar todo tipo de festividades desde bodas y bautizos hasta cumpleaños infantiles. Después de todo los germanos son bastante adictos a celebrar en lugares con carácter y una fortaleza pasa perfectamente en los planes de cualquier soñador.
Burg Reichenstein
En la ribera oriente del Rin no hay una pista exclusiva para las bicicletas por lo que nosotros vamos al lado de autos y camiones, algunos de los cuales pasan más que raudos a nuestro lado. Sin embargo, después de un par de kilómetros y en las cercanías de Lorch, uno se cruza con un camino para bicicletas que va subiendo en medio de los viñedos. La vista es espectacular, pero con el sobrepeso que significa el asiento para niños, más Valentina, el paseo se transforma poco a poco en deporte de alto rendimiento.
Nuevamente en la ribera del frente se alza otra imponente fortaleza, el Burg Sooneck, que al igual que el Burg Reichenstein formaba parte del llamado nido de los caballeros salteadores “Raubritter”, que en la Edad Media bloqueaban el paso de los barcos en el Rin y obligaban a los navegantes a pagarles impuestos. Esto motivo al emperador a dinamitar la fortaleza, que al igual que otras ruinas, fue reconstruida posteriormente en el S. XIX por orden de Federico Guillermo IV de Prusia.
Lorch
En ese sector la ruta para ciclistas desciende abruptamente hacia el poblado de Lorch por lo que es recomendable tener frenos en buen estado, si es que uno desea bajar raudamente por las laderas. Un verdadero deleite para los amantes de la velocidad. Lorch a diferencia de otras ciudades del sector no tiene una gran infraestructura turística. La línea férrea separa –oculta- la ciudad del Rin por lo que uno debe atravesar por alguno de los túneles viales si desea internarse en el poblado.
En general, en Lorch no hay muchas cosas que ver y tampoco muchos lugares donde comprar o comer. Cuando nosotros llegamos había una festividad y todo el pueblo se había concentrado en torno a la iglesia. Por este motivo, si uno desea cruzar al otro lado del Rin para ir a Bacharach, debe considerar que el ferry se toma a la entrada del pueblo. El viaje en ferry sirve para descansar y para disfrutar de la grandeza del Rin, que en ese sector tiene varias islas y un caudal considerable. Al frente, en Rheindiebach nos espera el Heimburg, mientras a lo lejos se divisa el imponente Burg Stahleck, que ahora está transformado en un albergue juvenil y desde donde se tiene una muy buena vista, pero más detalles al respecto en el relato de nuestra próxima etapa.
Tras dejar Assmannshausen aparece inmediatamente ante nosotros el Burg Rheinstein, uno de los más conocidos de la región. El castillo reconstruido en el S. XIX se remonta a un puesto de aduanas del S. XIII ordenado construir por el arzobispo de Maguncia (Mainz). La fortaleza está muy bien restaurada y cuenta con un torreón con un apartamento que se puede arrendar por sólo 135 €. Con seguridad una experiencia diferente para todos los que se alojan allí.
Burg Rheinstein
Si alguien está interesado en visitar varios castillos en la región, lo más recomendable es adquirir el billete Mittelrheinburgenticket, que sirve para visitar diez fortalezas durante un período de dos años. Como nosotros vamos pedaleando por la orilla del frente seguimos nuestro rumbo, mientras Valentina duerme en el asiento trasero y Dominique en el porta-bebé.
Por el lado del río donde vamos, las laderas están cubiertas de viñedos, mientras que al frente sólo se ven tupidos bosques, hasta que abruptamente en medio del verdor se comienza a entrever el Burg Reichenstein. Esta enorme fortaleza, con casi un milenio de historia, también fue restaurada a fines del S. XIX por un acaudalado barón. Allí se puede realizar todo tipo de festividades desde bodas y bautizos hasta cumpleaños infantiles. Después de todo los germanos son bastante adictos a celebrar en lugares con carácter y una fortaleza pasa perfectamente en los planes de cualquier soñador.
Burg Reichenstein
En la ribera oriente del Rin no hay una pista exclusiva para las bicicletas por lo que nosotros vamos al lado de autos y camiones, algunos de los cuales pasan más que raudos a nuestro lado. Sin embargo, después de un par de kilómetros y en las cercanías de Lorch, uno se cruza con un camino para bicicletas que va subiendo en medio de los viñedos. La vista es espectacular, pero con el sobrepeso que significa el asiento para niños, más Valentina, el paseo se transforma poco a poco en deporte de alto rendimiento.
Nuevamente en la ribera del frente se alza otra imponente fortaleza, el Burg Sooneck, que al igual que el Burg Reichenstein formaba parte del llamado nido de los caballeros salteadores “Raubritter”, que en la Edad Media bloqueaban el paso de los barcos en el Rin y obligaban a los navegantes a pagarles impuestos. Esto motivo al emperador a dinamitar la fortaleza, que al igual que otras ruinas, fue reconstruida posteriormente en el S. XIX por orden de Federico Guillermo IV de Prusia.
Lorch
En ese sector la ruta para ciclistas desciende abruptamente hacia el poblado de Lorch por lo que es recomendable tener frenos en buen estado, si es que uno desea bajar raudamente por las laderas. Un verdadero deleite para los amantes de la velocidad. Lorch a diferencia de otras ciudades del sector no tiene una gran infraestructura turística. La línea férrea separa –oculta- la ciudad del Rin por lo que uno debe atravesar por alguno de los túneles viales si desea internarse en el poblado.
En general, en Lorch no hay muchas cosas que ver y tampoco muchos lugares donde comprar o comer. Cuando nosotros llegamos había una festividad y todo el pueblo se había concentrado en torno a la iglesia. Por este motivo, si uno desea cruzar al otro lado del Rin para ir a Bacharach, debe considerar que el ferry se toma a la entrada del pueblo. El viaje en ferry sirve para descansar y para disfrutar de la grandeza del Rin, que en ese sector tiene varias islas y un caudal considerable. Al frente, en Rheindiebach nos espera el Heimburg, mientras a lo lejos se divisa el imponente Burg Stahleck, que ahora está transformado en un albergue juvenil y desde donde se tiene una muy buena vista, pero más detalles al respecto en el relato de nuestra próxima etapa.
Lee más sobre la primera etapa del viaje: Rüdesheim. Allí encontrarás más información sobre cómo acceder a la región desde las principales ciudades de Renania Palatinado y Hesse.
6 comments:
Hola, que bueno los datos que das, es impresionante el castillo y no es tan caro, como dices alquilar un apratamento, pues allá iremos algún día.
Saludos de Suecia.
Ese viaje en bicicleta lo hicimos el primer verano que llegamos. Llevaron a Dominique en el Anhängar? es lejos lo más entretenidos, al Pablo y la Amanda les fascina! besos y saludos a los 4!!!
Hola Pancha. Nosotros no tenemos Anhänger. Además, no nos parecen muy seguros, sobre todo en una ciudad como Frankfurt, donde casi no hay infraestructura para ciclistas y las automovilistas no están muy acostumbrados a las bicicletas. Por otra parte, creo que con Anhänger no sería capaz de subir siquiera los primeros 50 metros de los cerros. Valentina tiene su asiento normal y Dominique iba en un porta-bebé.
Fuerza: Efectivamente, tal como dices si uno lo piensa, el precio no es tan elevado.
Chiqui, me encanta lo que estás contando y mostrando... YO QUIERO!!
Realmente tengo ganas de volver a ir a visitarte, se lo mostraré a Pascual y espero... que no sean siglos los que pasen, y pronto os volvamos a visitar [ahí nos planificamos más, y prometo estar en forma para la bici jajajaja]
Saludos desde aquí, se os quiere muuuucho!!
Oigan par de gringos, digan "remolque"... ;-) No, si yo también uso palabras así en alemán, jeje... me sale más fácil...
Qué bonito recorrido René, ya te he dicho 100 veces lo mismo: yo que estoy tan cerca y no he ido ni a la catedral de Colonia!
Qué mal!
Preciosas fotos.
???????????????
Espero estés bien!!!!!!!!
Adiós.
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